Teníamos ganas de que llegara esta fecha, nuestra primera cicloclásica de la temporada 2018. La Histórica de Abejar es una de las primeras clásicas que se hacen en España desde que hace en 2012 a su creador, el gran Alberto Faricle se le ocurrió crear un evento con pocos homólogos hasta entonces.
El entorno soriano de la zona de Abejar es un lugar increíble para pedalear, con apenas tráfico y unos paisajes preciosos. La marcha sale de Abejar, el pueblo que la alberga, y transcurre por otras localidades como Muriel Viejo, Muriel de la Fuente, Calatañazor o Cabrejas del Pinar. El recorrido no podría haber sido más apropiado, tanto por la tranquilidad de las carreteras (apenas nos cruzamos con dos coches) como por lo cómodo del terreno y el desnivel nada exigente. Además, el repecho del «pepinillo» después del avituallamiento en Calatañazor le dio un toque especial a la marcha, donde hubo tiempo para piques y sprints, tirando de pocos piñones y muchos riñones.
Para darle algo de emoción, a Borja se le partió la cadena de su clásica Elite Sport en el kilómetro 2, nada más empezar la marcha. Ya se sabe que en casa del herrero… Después de quitar un par de eslabones pudimos continuar la marcha, con las manos negras pero contento de no tener que hacerla montado en el coche escoba!
Como ocurre en todas estas marchas clásicas, lo mejor es por supuesto el ambiente. La Histórica es sin duda una evento de dos días. La tarde de antes ya se respira ciclismo por todo el pueblo, pues ya van llegando poco a poco los participantes que se congregan alrededor del pabellón del pueblo, donde en su interior hay instalado un mercadillo ciclista, una barra con cerveza fresca y hamburguesada por 2 euros.
Este año hubo una exposición del gran pintor Miguel Soro, a quien suelen invitar en muchas cicloclásicas para presentar su obra. Sus pinturas de Vlaeminck enfundado en su maillot del Brooklyn, de Induráin en su época del equipo Reynolds o de nuestro querido amigo Luciano Berruti son un lujo poder verlas de cerca.
Para rematar el fin de semana, una comida popular en el pabellón, por si alguien aún tenía hambre después del avituallamiento a base de tortilla, torreznos y vermú, y la entrega de premios y sorteo. Tuvimos la suerte de llevarnos uno para casa, ¡una gorrilla de cazador de puertos de los colegas de Veni Vidi Cycling de Barcelona!
A Alberto Faricle y su cuadrilla de ayudantes, colaboradores y voluntarios queremos felicitarles especialmente, por la pedazo de organización y habernos hecho pasar un fin de semana tan agradable, sintiéndonos en familia. No podría haber estado mejor.