«… La producción armera de los primeros años de la G.A.C. fue sustituida por la de bicicletas que se mantuvo hasta la desaparición de la empresa…«

      ¿Quien no ha montado alguna vez en la clásica bicicleta de rueda pequeña para ir hasta el pueblo vecino, al huerto de la abuela, o sencillamente al parque? Las hemos regalado a nuestros primos pequeños, las hemos colgado del techo del granero, las hemos tirado al vertedero, las hemos metido al fondo del trastero, pero ahí siguen. Ayer mismo entro por la puerta del taller un joven papa que nos encargó restaurar su primera bicicleta para que pudiera utilizarla su hijo. No quería comprar una bici nueva, ya tenía una!

     Quico GimenoGarate, Anitua y Compañía fue una empresa vasca que pasó de fabricar armas a principios de siglo XX, a producir motos y bicicletas en cadena. La bicicleta Mobylette (le pusieron el mismo nombre que su prima con motor) fue diseñada igual que las demás bicicletas de paseo y rueda pequeña, pero con una nueva diferencia, mayor robustez y ruedas más gordas con taco para ir por los caminos como locos. Una bicicleta todoterreno anterior a la llegada de las mountaibikes desde Norteamérica.

      Yo pillé esta en un mercadillo benefico por cuatro duros. Estaba pinchada, con holguras en todos sus mecanismos y llena de oxido. Por aquel entonces tenía otra bici pero me gustaba la idea de usar una como «las de toda la vida». En mi familia habíamos aprendido a montar en bicicletas como esta, pero ya no las conservabamos. Me convencí de que algún día le daría uso, y 7 años después ha pasado a ser mi vehículo de diario para ir al trabajo. Es muy cómoda sobretodo para circular tranquilamente, a una velocidad moderada, por carriles bici mal diseñados en los que el conflicto con los coches, motos, y peatones es algo inevitable, o eso creía yo. Los que pedaleamos por sitios así con bicis propicias para la velocidad somos carne de cañon de accidentes, improperios y demás sustos. Con esta nueva montura, todo eso ha cambiado. Algo así como slowcycling dirían por ahí.

     Un poco de ilusión, un par de piezas nuevas, cuatro de segunda mano, un buen pulido  y ya tenía mi Mobylette para toda la vida.