El pasado domingo 3 de diciembre tuvo lugar el G.P. Pinares de Venecia de Ciclocross, organizado por la Federación Aragonesa de Ciclismo. Para los que no saben muy bien de qué se trata el Ciclocross (CX), es una modalidad de ciclismo, seguramente una de las más divertidas y peligrosas al mismo tiempo, que se suele practicar en otoño-invierno, aprovechando las condiciones de lluvia y barro. Es en estas dos estaciones del año en las que se concentran casi todas las pruebas nacionales e internacionales. En Aragón, hasta 2015, hacia muchos años que no se celebraba ninguna. Este año serán dos: la del fin de semana pasado en Zaragoza y la del próximo domingo 11 de diciembre en Huesca: el I Trofeo CX Ciudad de Huesca.
Cuando nos enteramos de que se iba a celebrar semejante carrera en los pinares alrededor del Parque de Atracciones no nos lo pensamos dos veces. Entre la grupeta de amigos, en la que se incluyen integrantes de La Cicleria, el Colectivo Pedalea, Zaragoza BikePolo y nosotros, Ciclofactoría, formamos un buen equipo de 10 amigos con unas ganas de pasarlo bien y un estado de forma físico, directamente desproporcionales. Nos encanta la bicicleta, sí. Practicamos cicloturismo, jugamos bike polo, soñamos con bicis, nos dejamos el sueldo en maillots, cuadros y caprichos, pero, seamos sinceros, físicamente estamos para el arrastre. Las rutas con alforjas o las salidas de domingo que suelen acabar en vermú torero no son lo que el personal trainer de cardio-fit recomienda para carreras que exijan algo más que las gymkhanas de las fiestas del pueblo. Pero por ganas e ilusión no iba a ser, así que nos pusimos nuestras mejores galas, adaptamos nuestras monturas a lo que la normativa exige y nos presentamos toda la grupeta puntuales a la cita.
El ciclocross se practica en un circuito cerrado con todo tipo de obstáculos naturales y artificiales: barro, charcos, terraplenes, saltos, vallas, rocas, árboles… El ciclista debe estar continuamente bajándose y subiéndose a la bici para superar los obstáculos y dificultades que se le presentan durante el recorrido. 50 minutos (o más) de frenadas en seco, acelerones, levantamientos de bici y sprint en los que, además, debes estar alerta de todo aquel que esté delante y detrás tuyo, pues los choques de ruedas, pasadas de frenada, caídas y montoneras son de lo más común. Las características de una bicicleta de ciclocross son variadas, pero abreviando se podrían resumir en dos: una bicicleta con manillar de carretera (obligatorio) y neumáticos más anchos que los normales de carretera, con tacos a poder ser, para un mejor agarre en terrenos húmedos y pedregosos.
Amantes de lo clásico y auténtico que somos, no podíamos ir de otra forma que con nuestras bicicletas de acero y nuestros maillots de lana apolillados de los 60’s o de colores fosforitos de los 80’s. Ya que no íbamos a disputarle el podio a ninguno de los machacas de los equipos Trekk, Scott y compañía, al menos recordarles que una vez las bicicletas pesaban «algo más» que los 7 kg de hoy en día y que, a falta de piñoneras de 11 coronas, con los riñones también se suben cuestas. Quizá se deba a una mezcla entre envidia sana, por no poder permitirnos estar a la última en equipamiento técnico, y el convencimiento de que, a menos que te vaya la vida (o sueldo) en ello, tampoco hace falta tanto para practicar un deporte tan básico.
A los más de 60 participantes que ahí nos congregamos nos fueron llamando por orden númerico, según nuestro dorsal, para formar una parrilla de salida. Siendo francos, cada uno de nosotros, en nuestras fantasías, albergaba la esperanza de poder disputarle aunque fuera el tercer puesto al sprint a alguno de los buenos. Esa esperanza duró exactamente lo mismo que la cuenta atrás de 3 segundos que cantó el juez de carrera en alto. En la primera curva un tercio del pelotón ya se nos había escapado. Tras el segundo paso por meta mirábamos el reloj con desesperación al ver que sólo habían pasado 15 de los 50 minutos que duraba la prueba. En la tercera vuelta, los tres que iban en cabeza nos doblaron.
Con la lengua afuera, tirones en las cervicales y calambres en las piernas, fuimos completando cada una de las 7 vueltas que en total dimos al circuito. Cada uno a su ritmo, estaba claro que jugábamos en otra liga, así que para nosotros la carrera se convirtió en algo entre nosotros. DanMan, superhéroe y hortelano de Sabores Próximos, se puso en cabeza en la segunda vuelta y cualquier esfuerzo por ponerse a su rebufo fue en vano. Jose y Borja de Ciclofactoria, Nacto de La Ciclería y Dani Oh yeah! formaron un grupo de perseguidores en el que ninguno quería ceder ni un metro en la lucha por el segundo y tercer puesto. A Quico, Zelaya , Carlos y Dinamita el chocolate y los churros de antes de la salida les pesaron un poco más, pero, incluso sufriendo caídas, pelearon y dieron el do de pecho.
La carrera oficial la ganó un corredor venido desde Valencia. El segundo puesto fue para uno de los dos gemelos del equipo Scott y el tercero, para una jóven promesa aragonesa que ya desde la linea de salida se veía que venía a hacer algo grande. También hubo modalidad femenina, con menos participantes que en la masculina pero igualmente unas deportistas de élite. El primer y segundo puesto se lo pelearon entre una corredora maña y otra afincada en Sabiñánigo. Nuestro querido amigo y admirado Adolfo Bello fue quien se encargó de entregar los premios oficiales.
Nosotros nos tuvimos que imporvisar nuestra propia entrega de premios, de 33cl, que se ganaron DanMan, Jose y Nacto. Finalmente, desde la Federación tuvieron el simpático y amable gesto de llamarnos al podio y agradecer nuestra participación en representación del ciclismo de antes, del que nosotros llamamos auténtico, aunque el de hoy en día tenga lo mismo de auténtico que el de hace 30 años, pero que aunque solo sea por nostalgia. saca una sonrisa y un recuerdo a todo aquel que desde crío se enamoró de este deporte.
P.D.: si tienes más información sobre la carrera, participantes o normativa, o simplemente quieres detallar algo, se agradece cualquier comentario aquí debajo!