Este es uno de esos casos en los que a partir de un cuadro antiguo y unas pocas piezas originales más, arreglamos, restauramos y añadimos lo necesario para crear una bici nueva, pero clásica.
El estado inical de esta bicicleta era de «siniestro total», con las ruedas rotas y comidas por el óxido, el eje pedalier partido y un manillar clásico de carretera que le daba una postura incómoda para un uso urbano. La pintura original estaba escondida bajo unas cuantas capas de brochazos y la hacían de todo menos bonita.
Solución: lavado de cara pintándola de nuevo con un color azul marino intenso, sustitución del manillar de carretera por uno con una postura más erguida y añadir todos los componentes necesarios para que funcione como el primer día. Por suerte, aún es posible conseguir medidas de ruedas antiguas como las de 28″ x 1 1/2 (700B), así como bielas, pedales y demás componentes clásicos.
¡Y así es como Nacho Lacambra va a poder disfrutar nuevamente de la vieja bici de su familia, que estaba guardada en un granero en su pueblo del Pirineo, unas cuantas décadas después!