Ha pasado más de un mes desde que entrara en el taller por primera vez un cliente nuevo llamado Alfonso Piñón (¡curioso apellido!). Se enteró de que nos dedicamos a la restauración de bicicletas en Zaragoza, Aragón y parte del extranjero y no dudó en pedirnos un presupuesto sin coste ni compromiso. «Hola, buenas, quería restaurar esta bicicleta de varillas para colocarla en el salón de mi casa. Es una bicicleta muy antigua que heredé de mi tío y significa mucho para mí«.
En nuestro taller nos adaptamos, en la medida de lo posible, a todos los gustos, necesidades y bolsillos de la gente y este también fue el caso de Alfonso…
«Escucha Alfonso… quitarle todo el óxido a la bici, pulir los metales, limpiar la pintura, restaurar las ruedas y encontrar los repuestos que faltan te costará tanto. De esa manera la bici quedará preciosa en el salón de tu casa. Pero si además quieres que la bicicleta funcione correctamente habrá que cambiarle estas piezas y hacerle estas otras operaciones de mantenimiento y el precio total subirá a tanto».
Despues de estudiarlo, el cliente decidió encargar la restauración estética de la bicicleta. Vaya que con que quedará limpia y reluciente suficiente!
Como podemos ver en las fotos la bicicleta estaba «hecha caldo». La pintura había saltado en muchas partes y absolutamente todos y cada uno de los aceros cromados habían dado paso a una mezcla de óxido profundo y tierra seca. Era necesario dedicarle unas buenas horas de restauración profesional, empleando diferentes técnicas, herramientas y materiales, para devolver a la vida a todas esas superficies deterioradas por el paso inevitable del tiempo.
Teníamos que empezar con la herramienta pesada, quitando el oxido superficial y la tierra encostrada. No queríamos crear demasiadas microfisuras en los metales, ni hacer saltar más pintura del cuadro, horquilla, guardabarros y parrilla. Así pues tuvimos que intercalar cepillos de puas de metal, con lanilla de aluminio, estropajo, pulidora de mano y pulidora de banco.
A continuación podemos ver el estado del óxido antes de comenzar el trabajo y, posteriormente, el precioso color del acero al haber actuado con la herramienta y la técnica adecuadas. Unos «antes y después» de altos contrastes!
Una de las peculiaridades de esta Orbea, a diferencia de las otras muchas que habíamos restaurado este último año, es que tiene marchas! Esa preciosa palanca ALFA accionaba mediante fricción un cambio Orbea de tres velocidades.
Alfonso nos trajo la bicicleta tal cual la había recibido y en algún momento de su historía se había perdido el cambio. Nos pidió que le buscaramos un repuesto original de la bicicleta y así lo hicimos. En el mercadillo de la pasada Eroica Hispania http://www.eroicahispania.es/ conocimos a un mozo que poseía un buen fondo de armario de componentes y repuestos y nos echó una mano!
Ya teníamos todo preparado para comenzar la restauración a fondo de esta Orbea de los años 40.
Empezamos por lo último, el cambio Orbea, que se pegó un buen rato en la pulidora de banco. No contaba con el muelle original por lo que tuvimos que apañarnos con el que traía, que estaba dado de sí. Al final lo pusimos como pudimos.
Después continuamos con las ruedas que tenían el óxido incrustadísimo. Pusimos fondo de llanta y cámaras nuevas y mantuvimos las cubiertas originales Michelin. La parrilla tenía tanto o más oxido que las ruedas pero poco a poco fue saliendo.
La pintura de los guadabarros era la que peor estaba y el final inferior estaba completamente oxidado. Tambien quitamos cantidad de óxido y tierra del interior de los mismos. ¡Al final perdimos la cuenta del numero de cepillitos de puas de metal que utilizamos para quitar el primer óxido! Los logos y escudos se habían borrado en su mayor parte, pero como se aprecia en las fotos todavía se podían encontrar. Por otro lado, gran parte de los «fileteados» (lineas decorativas hechas a pincel) se conservaban bien en casi toda la bicicleta.
Continuamos con el sillín que estaba destrozado, con la piel y el relleno cuarteados y levantados de la estructura de metal y los muelles por supuesto oxidados. El cambio no fue lo único que encontramos para completar la bicicleta, también conseguimos unos puños originales de época a juego que combinaban mucho mejor que unos nuevos.
Conforme íbamos combatiendo el óxido iban apareciendo detalles como el grabado de «Orbea» (manillar). Estos detalles eran muy comunes en la mayoría de componentes de sus bicicletas ya que Orbea (igual que otras grandes como BH o G.A.C.) encargaba a empresas más pequeñas de la zona la fabricación de los componentes que despues eran grabados con su nombre : piñones, cambios, bielas, platos, sillines y basicamente casi todo lo que compone la bicicleta. La chapa frontal de Orbea originalmente tenía pintados colores, pero despues de quitarle el oxido solo quedó el metal reluciente.
Por último lacamos la bicicleta para protegerla del posible óxido que pudiera volver a salir con el paso de los años.
En definitiva, y tras muchas horas de trabajo, conseguimos hacer brillar una bicicleta que se lo merecía. Nosotros muy satisfechos de culminar otro trabajo de restauración y Alfonso también por poder recuperar la antigua bicicleta de su tío para que pase a formar parte de su hogar.
Y por último queremos agradecer a «Marcelí Orá», a «Juanmi Cabello» y a los demás miembros del grupo «Síndrome de Ciclogenes» por su dedicación, críticas, consejos e información sobre esta bicicleta.