Os presentamos el trabajo de restauración más completo y ambicioso que hemos realizado hasta la fecha en Ciclofactoria.

Esta bicicleta, una mítica G.A.C. de varillas de paseo fabricada en Eibar, nos llegó en un estado bastante malo, tanto en su aspecto como en lo mecánico, pero su dueña, Elena, quería darse un capricho: restaurar la bicicleta de su infancia y dejarla como nueva. Se la compraron en la primera mitad de los años 60, cuando ella tenía 10 años. Después se fue un tiempo a vivir a Barcelona y  se la llevó con ella, pero poco a poco, un poco por el desuso y otro poco por un mal mantenimiento, se fue haciendo cada vez más peligrosa de llevar (frenos desajustados, ruedas en mal estado…) hasta que quedó por largo tiempo en desuso. Ahora quiere volver a sentirla como nueva y que tanto ella, como sus sobrinas, puedan volver a gozarla como cuando recién la estrenaba en su infancia.

Conseguir reproducir la pintura original de este tipo de bicicletas tan antiguas es un trabajo bastante complicado ya que antes se usaban esmaltes que en la actualidad ya no se fabrican. Con la gama y tipos de pinturas de hoy en día, hay que jugar con los metalizados, perlados y nacarados para acercarse lo más posible a los esmaltes y barnices de antaño. Escogimos un tono de verde metalizado sin mucho componente plata en su composición que se acerca mucho a cómo era el original de esta bicicleta antes de haber perdido todo su brillo y esencia con el paso de los años y las capas de suciedad que había acumulado.

Si decimos que es el trabajo más ambicioso que se ha realizado hasta la fecha en Ciclofactoría es por la reproducción total de los fileteados, esas finas líneas a lo largo del cuadro que le dan ese toque especial y único a las bicis de antes. En otras ocasiones ya habíamos reproducido algunos fileteados, sobre todo en los contornos de los racores y en los guardabarros, pero con un trabajo tan laborioso como este, con doble línea a dos colores, oro y rojo, en todos los tubos que componen el cuadro de la bicicleta, así como en sus guardabarros, todavía no nos habíamos atrevido. Como todo en esta vida, el secreto está en disponer de la herramienta necesaria y en la paciencia. Perder el miedo a equivocarse y mucha dosis de calma para realizar un trabajo fino y acorde con la versión original.

Los maestros del filetado, la mayoría de las veces maestras (hay que destacar), ese arte que perdió su popularidad cuando empezó la fabircación en masa de bicicletas, eran capaces de trazar las finas y suntuosas líneas a mano alzada, sin guías ni más ayuda que su pulso y su pincel. Nosotros, que todavía nos queda un largo camino por acercarnos a ellas, nos servimos de la ayuda de la cinta plástica para delimitar las zonas que queríamos filetear. La cinta plástica es más recomendable que la de carrocero, pues te permite trazar curvas redondeadas perfectas, con un poco de paciencia. La horquilla, que no tiene las curvas de este cuadro de paseo, sí que la fileteamos al estilo tradicional a mano alzada. A parte de recomendaros un par de artículos de nuestros amigos de Reciclone y Bicicletas Clásicas Leo sobre fileteados, os podemos dar un par de consejos si os queréis aventurar a restaurar vuestras clásicas monturas:

  • Hacer un croquis/esquema, aparte de fotos en detalle, de cómo es el fileteado original.
  • Usar una pintura lo suficientemente consistente que te permita de una sola pasada darle la capa necesaria para no tener que volver a repasar la línea. Nosotros hemos probado con la marca One Shot, que son específicas para este tipo de trabajos y la verdad que la calidad es muy buena. Hay que decir que la pintura dorada es más viscosa y más difícil encontrarle el punto que a la roja por ejemplo, pero jugando con la disolución en disolvente se puede conseguir una consitencia fácil de aplicar.
  • Tener siempre un algodón empapado en disolvente a mano para poder borrar la línea si nos hemos equivocado.
  • Usar pinceles para striping con las cerdas muy largas que ayudan a trazar líneas largas con una sola carga de pintura.
  • Con una esponja de lija fina se puede dar una pasada previa a la zona que se va a filetear para un mejor agarre de la pintura, y también ayuda a que no se deshaga la línea una vez retires la cinta plástica, si te has ayudado de ella. Si lo haces mediante este método, es mejor retirar la cinta una vez se haya secado la pintura.

Para el resto del proceso de restauración de esta G.A.C., la mayor parte de las partes metálicas las llevamos a cromar para que lucieran como nuevas. Pensamos que si se pinta la bicicleta como nueva, queda un poco deslucida si los metales están viejos y oxidados. Desde las bielas hasta las presillas del sistema de freno de varillas y las tuercas más pequeñas fueron cromadas.

La parte más importante de un freno de varillas es sin duda los muelles. Si estos están dados de sí o muy oxidados y han perdido sus propiedades, no será nunca fácil conseguir una buena frenada. Para ello, y como son tan difíciles de conseguir hoy en día, nosotros mandamos reproducir los diferentes modelos de las diferentes marcas que usaban el sistema de varillas que conocemos, para poder hacer frente a cualquier restauración de este tipo. A esta bicicleta hubo que ponerle unos nuevos y ahora frena casi como si llevara hidráulicos!

Un elemento de esta bicicleta delata que haya sido restaurada en la actualidad: el sistema de iluminación de LED a pilas. Elena quiere que esta sea su bici para uso urbano y ciertamente, a pesar de ser sostenibles y poco contaminantes, las dinamos ofrecen mucha resistencia al pedaleo y acaban por ser bastante cansinas. Sin embargo, con estos focos delantero y trasero, de estética elegante y clásica, la bicicleta mantiene su estilo y se hace más funcional.

Otros dos componentes han sido también repuestos por otros nuevos: el juego de ruedas, por el pésimo estado de las viejas, y los pedales, para lo cual tuvimos que pasar el macho de roscar a las bielas y convertir la rosca al modelo estándar actual M 9/16. La espinita que se nos queda clavada es haber dejado esta bicicleta sin su cubrecadenas correspondiente. Nos llegó sin él y no hemos podido conseguir uno como el original. Además, una de las patillas soldadas al cuadro para sujetar el cubrecadenas estaba partida.

Ha sido una auténtica gozada poder realizar un trabajo así, tan laborioso y meticuloso pero finalmente tan gratificante. Todo un placer que Elena haya confiado en nosotros su vieja bici de la infancia, la primera que tuvo, para haerle uno de los trabajos de los que más orgullosos nos sentimos.