Al igual que me ocurrió el año pasado, éste verano estaba cada vez más encima y yo sin ningún plan para mis vacaciones. Que si festivales en el mar, vacaciones en pareja, alquilar un apartamento en Salou o pillar un vuelo a Cancún… Nada de eso me atrae en estos momentos, así que como tampoco dependo de nadie, se me echan los meses encima y llega julio y digo: ¿y ahora qué hago yo en agosto, si se supone que me tengo que coger las vacaciones? Una cosa estaba clara: BICICLETA.
El año pasado pedaleé la mitad norte de Portugal hasta Lisboa y entré por Extremadura a España, cruzándola hasta Medinaceli. No hace falta irse a la China para encontrar lugares increíbles y me dije que otro año haría un viaje por Francia, a donde se puede ir pedaleando desde casa, sin tener que planificar demasiados vuelos, trenes, etc… y que apenas conozco.
A pesar de lo esteriotipados que tenemos (o tengo) a los franceses, cada vez que conozco a uno pienso, ¡qué tipo tan cojonudo! Que si súper deportistas, músicos, artistas… El año pasado compartí parte de la ruta con un gabacho de los Alpes que estaba como unas maracas. Así que me entraron ganas de conocerles un poco mejor.
Como decía, a menos de 3 semanas para empezar las vacaciones aún no había pensado qué hacer. Pero ese plan de Francia siempre estuvo ahí, y de repente lo ví claro: iría a visitar a Luciano Berruti y su museo en Italia, cerca de Savona. Luciano Berruti es un ciclista de 73 años, profesional en su época y que porta siempre el número 1 en la cicloclásica La Eroica. Este año en la Eroica Hispania, en Cenicero, lo conocimos y nos pasó la tarjeta de visita de su museo: Museo della Bicicleta. Todo un santuario del ciclismo clásico, con una buena colección de bicicletas antiguas, maillots clásicos, botijas de equipos míticos… «La Meca».
Aunque lo que me mueve es el simple hecho de montarle las alforjas a mi bici y salir a conocer, parece que con una meta en mente es más fácil motivarse y coger el camino, así que he decidido cruzar Francia hacia el este, para llegar a Italia y acabar en Cosseria donde el museo de Luciano. Realmente no es una meta, es una excusa para pillar un rumbo u otro. Es posible que llegue y esté cerrado, o al final no sea para tanto. Puede que al final cambie de norte completamente y acabae en Suiza, pero por ahora, Luciano me guía y hacia él voy. De momento ya le he contactado y parece que me esperará.
La ruta ha empezado en Sabiñánigo, ayer viernes 29 de julio, aunque fueron solo 30km para llegar hasta Lanuza al cierre del festival Pirineos Sur. Si sobrevivo a tres días de cumbia y cachondeo, y todavía me quedan fuerzas para seguir, lo bueno empezará el lunes con el Portalet y la entrada a los Pirineos franceses, con su col d’Aubisque, Tourmalet y compañía.
No pretendo hacer una entrada al blog por etapa, ni contaros todas las veces que he parado a mear en el camino, pero prometo que iré dando señales de mi viaje (también a través de nuestra página Facebook), cada vez que encuentre internet e inspiración, por si alguien se quiere apuntar aunque sea desde el otro lado de la pantalla…
¡Qué paséis un feliz verano!
Borja