Han pasado más de sesenta años desde aquel Campeonato de España de Ciclocros celebrado en Sabadell el 27 de febrero de 1955. Ese año se proclamó campeón un joven de 22 años llamado Adolfo Bello. De familia turolense, nacido en Sangüesa pero criado y crecido en Aragón, la joven promesa tenía muchas de las cualidades necesarias para destacar como profesional. Ese mismo año el Campeonato del Mundo de fondo en carretera se celebró en Alemania y Adolfo fue allí representando a España.
Después de su debut en el año 1949, sus excelentes cualidades como fondista y al mismo tiempo esprinter, explosivo cuando hacía falta y rodador de grandes distancias, le llevarian a destacar ya en la temporada siguiente. A pesar de sus duros entrenos en las sinuosas tierras aragonesas, la alta montaña no sería uno de sus fuertes, sin embargo se crecía en los terrenos pedregosos de las pruebas de ciclocross de la época. Cuando llegaba el otoño, el frío y la lluvia esta modalidad abría sus puertas a la competición. El ciclista aragonés no se lo pensaba dos veces y se presentaba a cualquier prueba que se pusiera a tiro.
Si tenéis curiosidad por ver como era esta disciplina en aquellos años os aconsejamos este video del NO-DO:
Hablamos de un ciclismo en blanco y negro, retransmitido a diario en la radio y en los periódicos. Hablamos de bicicletas de 6 y 8 velocidades, cuadros de acero robustos y llantas tambien de acero con cubiertas tubulares. Hablamos del pasado inspirados por lo vivido en el presente. Inspirados por un encuentro producido el día en que Adolfo entró por la puerta de nuestro taller: «Hola buenos días. He venido aquí porque un amigo me ha dicho que son amantes del ciclismo de antes y que saben apreciar las cosas. Resulta que tenía por casa unos cuantos botellines viejos y he pensado que les podrían gustar».
Desde el primer día que abrimos La Ciclofactoría nos han pasado muchas cosas curiosas, desde cambiarle el calzado a un caballo hasta arreglar un sillón reclinable, pero que un desconocido de más de ochenta años entre por la puerta para regalarnos una docena de botijas de los 80 y 90 fue una pasada! Y que además fuese -como luego descubrimos- uno de los ciclistas aragoneses con mayor proyección historica a sus espaldas fue la guinda del pastel. Nos quedamos boquiabiertos escuchando mil y una historias de su época como corredor. Resultó que a los pocos días volvió a tomar un café y de paso trajo una carpeta llena de textos y fotografías en blanco y negro de los gloriosos años en los que ganaba 20 pruebas por temporada y era conocido como «el Miquel Poblet aragonés». Fotografías que tuvimos el placer de reproducir y que tenemos colgadas en las paredes de La Ciclofactoría como una muestra de respeto hacia un vecino del barrio de las Delicias que no debería de pasar tan desapercibido.
En este artículo no queremos centrarnos en la vida y obra ciclista de esta figura aragonesa. Para eso habrá que escribir un buen libro algún día. Hoy nos hemos sentado a relatar un sentimiento, a comunicar una pasión compartida por la maquina de dos ruedas. La bicicleta que une y alegra la vida a tantas y tantas personas. Adolfo es la viva expresión de ese cariño por lo auténtico, vivido desde fuera y desde dentro de la escena. Resulta que este vecino de Zaragoza cuenta con una larga lista de logros como corredor: varias veces campeón de Aragón, campeón de España, ganador de etapa del Cinturón de Barcelona, campeón de España de Ciclocross y un sin fin de pruebas tanto amateurs como profesionales en España, Francia y otros lares. Cabe mencionar la relación que tiene con la Vuelta a los Pirineos, «La Aragón-Bearn», en la que participó en su primera edición en 1955 y la cual organizó en 2005 para conmemorar el cincuentenario de la prueba. Hay muchas anecdotas increíbles de sus andanzas, escapadas de más de cien kilómetros completamente solo, bajadas a tumba abierta con condiciones atmosféricas apocalípticas y demás peripecias propias del ciclismo épico.
Adolfo comenzó y continuó con licencia de independiente. Mientras tanto formó parte de equipos como el Crema-Pares, Chocolates Batanga, Mobilette y Lambretta-Mostajo. Además formó parte de un equipo ciclista profesional aragonés, el «Catigen», junto con los corredores Julio Gimenez, Aniceto Utjat, Jose Manuel Lopez, Angel A.Lopez, Vicente V. Iturat, y el director Benito Cabestrero. En sus años finales pasó por el Mercier-BP (fue coétaneo de Raymond Poulidor) y terminó en el Elvish. Toda una juventud sin bajarse de la bicicleta, yendo y viniendo. Viviendo a medio camino entre el sur-oeste Frances y Zaragoza.
La vida de Adolfo no ha sido una vida facil pero siempre ha ido sobre ruedas. Terminada su etapa como ciclista profesional, trabajó en la Seat. Más tarde se pilló un coche y trabajó de chofer. Una vez jubilado siguió pedaleando y trabajando por y para la bicicleta. En su palmarés como vecino de Zaragoza destacan los 40 años de labor al frente del Club Ciclista Ebro. Además desde su fundación y hasta la actualidad es presidente del club ciclista El Pedal Aragones ( http://www.elpedalaragones.es/ ). Por otro lado su inquietud y preocupación por las cosas le llevó a fundar en los 90 junto con Angel Giner el Movimiento en Defensa de la Bicicleta (MDB), colectivo que participó junto con el resto del panorama ciclista urbano de Zaragoza (La veloz, Recicleta y el Colectivo Pedalea) en la primera Mesa de la Bicicleta de Zaragoza, germen de lo que ha terminado por convertir a Zaragoza en nuestra ciclabe y pacificada ciudad.
Con todo esto la vida sigue, los años pasan pero no para él, o eso parece. Cada 1 de noviembre descuelga su bicicleta de piñon fijo, acero y racores y durante los cuatro meses de invierno se suma a la grupeta de amigos que salen a pedalear el fin de semana. Rodeado de fibras de carbono y cambios electrónicos el épico ciclista entrena cada otoño-invierno arropado por un pelotón que le cuida y le admira. Su “fixed” se mueve como pez en el mar, moviéndose él con un pedaleo estético, constante, perfecto. Adolfo bello, el fixero de mayor edad de Zaragoza al menos durante el invierno. Ahí queda!
Por nuestra parte cada día cuando abrimos el taller para reparar alguna bicicleta destartalada o para restaurar alguna joya traída de un granero olvidado nos inspiramos en muchas personas (Vicente Blanco «el cojo», Alfonsina Strada, José Manuel fuente «el Tarangu», Gino Bartali, Sheldon Brown, etc.). Tambien lo hacemos cuando salimos con las alforjas a recorrer ríos, remontar puertos y llegar a pueblecicos deshabitados. Por supuesto que lo hacemos al asistir a pruebas cicloclásicas como La Monreal ( https://ciclofactoria.com/articulo/la-monreal-de-ariza-desde-dentro/ ), o la Eroica Hispania ( https://ciclofactoria.com/articulo/un-fin-de-semana-de-ciclismo-clasico-en-la-rioja-eroica-hispania-2016/ ). Y este fin de semana no va a ser menos…
El próximo domingo 4 de diciembre unos cuantos alicates vamos a coger nuestras bicicletas de acero y nos vamos a presentar al Gran Premio Pinares de Venecia de Ciclocross ( http://www.aragonciclismo.com/node/1762 ) . Ya os podeís hacer una idea de en quien nos vamos a inspirar para pedalear cada cuesta y saltar cada obstaculo ¿no?. Esperemos que llueva, a ver si al ciclismo de ahora todavía le queda algo de épico!
Ahí nos vemos Adolfo.